Estoy aquí sentada, frente al ordenador, intentando distraerme para no pensar en tí,
en lo que estarás haciendo, en lo que estarás pensando o diciendo o, incluso, en dónde
estarás, pero me doy cuenta que cuando me enfrento con mi boli al papel, sólo me salen
palabras para describir lo que tú significas para mi, todo lo que me llenas por dentro,
sobre todo mi corazón y, con gran cariño, mi cabeza porque siempre estás en ella. Es como
si no encontraras la puerta, esa que te da la salida al mundo para no permanecer en mí.
Pero, tal vez, sea yo la que no quiera darte la llave de esa puerta por el simple hecho
de que eres todo, eres mi mente, mi corazón y mi felicidad y por eso mismo, por lo que me
aportas, no quiero darte la libertad de salir.
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