Imagina que un día te encuentras un trozo de cristal bajo el agua de un río, en la otra orilla. Es un cristal precioso, brillante y te encantaría llevártelo como recuerdo, así que, decides cruzar todo el río, empaparte, caerte a las rocas, pero al final consigues sacarlo del agua para llevártelo a tu casa. Cuando, después de 2 horas vuelves a ver ese cristal, ya no tiene ese hermoso brillo, ese color, tan solo es un cristal, un simple cristal como cualquier cristal de una botella o una vidriera, así que lo tiras, resignado
Ese cristal es la persona que te gusta, quieres o amas
El amor, es simplemente el agua del río: Te hace ver a la persona de una manera especial, de una manera que no es verdadera
y tú.... Bueno tú eres ese muchacho que ha cruzado el río, zambullendote en el agua helada, perdiendo algunas cosas en el camino y tropezándote varias veces, solo para conseguir un cristal que, al fin y al cabo es igual que muchos otros.
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